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Somos agua, expresada en diversas formas. Nuestros bosques de niebla además de nuestros páramos son la despensa viva del agua que disfrutamos.
PAISAJE
Una constante iteración entre lo natural y lo antrópico, lo físico y lo sensible, lo tangible y lo intangible, lo real y lo aparente, lo bello y lo abyecto, lo urbano y lo campestre. En definitiva un juego plástico intelectual propio de la paleta de Van Gohg, de Mejía Vallejo, de Botero o del panadero de la esquina.
La posibilidad humana de recrear la naturaleza a partir de los procesos de reflexión propios del lenguaje gráfico, permite evidenciar los intangibles, tan importantes y necesarios para el diseño del paisaje.
Ser lo suficientemente asertivos y sensibles para responder a las necesidades de la comunidades, con una lectura de los códigos propios de los lugares y su paisajes antes que con imposiciones dictadas por la presión de los mercados y la política.
Los colores diversos del bosque no solo son evidentes en sus florescencias, también nos sorprende con afloraciones mineralizadas producto de procesos de oxidación.
Estas sorpresas son insumos para el diseño del paisaje.
El hecho humano de proyectar el paisaje a partir de las herramientas mas longevas del quehacer profesional nos conectan con la herencia de pioneros como Frederick Law Olmsted y Kevin Lynch.
Tulia
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